Alejandro Obregón (1920-1992) es considerado uno de los principales exponentes de la renovación del arte colombiano en el siglo XX. Contribuyó significativamente a la modernización del arte en el país, caracterizando su obra por una unión de elementos del arte europeo con la riqueza cultural y el folklore colombiano.
La experimentación con la perspectiva y la composición fue una característica clave del trabajo de Alejandro Obregón. Gracias a esto logró desarrollar su propio estilo distintivo. Su uso característico del color, en particular, le permitió crear atmósferas y estados emocionales únicos en sus obras, así como su intrépido juego con la fragmentación de las figuras y objetos y la interacción audaz entre el fondo y la forma.
A lo largo de su carrera, exploró diversos temas, como la naturaleza, la identidad colombiana, la guerra y la relación entre el ser humano y su entorno. Su estilo se distingue por la vigorosa aplicación del color y la técnica del «goteo», que le permitía crear texturas y atmósferas emocionales en sus lienzos.
Comenzó su educación artística en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá y posteriormente estudió en la Academia de San Fernando en Madrid, España. A su regreso a Colombia en la década de 1940, se integró al movimiento conocido como «Los Independientes», que buscaba romper con las convenciones artísticas establecidas y explorar nuevas formas de expresión.
Uno de los momentos más cruciales en la vida de Obregón y su obra fue el período de «La Violencia» en Colombia (1948-1958), un conflicto armado interno que influyó profundamente en su perspectiva artística. Durante este tiempo, creó una serie de pinturas que se caracterizaron por sus aves estilizadas y angustiadas, simbolizando la violencia y el sufrimiento que azotaban a su país en ese momento.
En esta serie, Obregón representó aves estilizadas en poses y actitudes que transmiten una sensación de vulnerabilidad y desasosiego. Las aves se convierten en metáforas de la población civil atrapada en medio de la violencia y la inestabilidad política. Los pájaros, tradicionalmente vistos como símbolos de libertad y belleza, se transforman en representaciones de la tragedia y el trauma que asolaban al país.
Funcionó como un testimonio conmovedor hacia un período de conflicto y violencia en Colombia. Mediante esta serie, logró trascender las limitaciones de la pintura y comunicar las emociones y la angustia de una sociedad en crisis. No solo se centró en los horrores de «La Violencia», sino que también aborda temas universales como el sufrimiento humano, la fragilidad de la vida y la lucha por la supervivencia. A través de su expresión artística, Obregón capturó la dolorosa realidad de la sociedad colombiana y la convirtió en un poderoso mensaje visual.
Alejandro Obregón dejó un legado perdurable en el arte contemporáneo. Sus obras continúan siendo apreciadas por su rica expresión emocional, su innovadora técnica y su impacto social. Falleció el 11 de abril de 1992 en Bogotá, pero su influencia sigue viva a través de su legado artístico y su contribución a la cultura colombiana.