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Las obras de Oswaldo Guayasamín

15 mayo, 2023

Podemos afirmar que Oswaldo Guayasamín es el artista más importante de Ecuador y de los más importantes de Latinoamérica. Durante su carrera, desarrolló varias series emblemáticas que reflejan su visión crítica y su compromiso con la justicia en las que reflejaba problemáticas sociales del continente por medio de sus obras de arte Estas son algunas de sus series y épocas artísticas más destacadas:

La edad de la Ira.

Napalm, 1976

En esta serie realizada en la década de 1970, Guayasamín aborda la violencia y el sufrimiento causados por la opresión política, la injusticia social, el sufrimiento humano y la lucha por los derechos humanos a través de imágenes poderosas y evocadoras. Guayasamín hace un recuento de algunas atrocidades cometidas durante regímenes dictatoriales y conflictos armados. Esta serie lleva este nombre por reflejar la ira y la impotencia que resultan de la violencia institucionalizada y momentos oscuros, siendo esta una denuncia a la violencia y una muestra de las emociones que esta evoca en las personas.

En «La Edad de la Ira», Guayasamín hace uso del estilo expresionista y figurativo que tanto lo identifica, junto con una paleta de colores sombría y contrastante, para transmitir la intensidad emocional de sus temas. Sus figuras humanas, a menudo distorsionadas y con gestos angustiados, reflejan el sufrimiento y la ira que observaba en su entorno.

La edad de la ternura (maternidad)

Madre y niño, 1987

Esta serie creada entre 1964 y 1965, es una contraposición a La edad de la Ira, pues, opuesto a los temas que suele abordar, representa la pureza y la ternura; explora el amor, la maternidad y las relaciones familiares, utilizando colores más suaves y cálidos.

A través de esta, el artista ecuatoriano busca remarcar la importancia de la ternura como una fuerza que puede resistir y trascender la violencia y la opresión. Es un homenaje a la figura materna y a su vez busca plasmar la fuerza, la ternura y el amor incondicional de la mujer por medio de una representación de escenas familiares y maternales, madres y niños en momentos íntimos de cariño y cuidado. Estas representaciones simbolizan la capacidad del amor y la ternura para generar un vínculo que trasciende las barreras sociales y culturales. El artista busca destacar la importancia de estas relaciones y cómo pueden ser una fuente de fortaleza y resistencia. Esta serie fue dedicada principalmente a su madre.

Manos

Manos de un mendigo, 1970

Esta serie de 13 cuadros pertenecen a la etapa de “La edad de la Ira”. El conjunto de obras de Oswaldo Guayasamín de manos, es una de sus creaciones más emblemáticas. Destaca las emociones de la Edad de la Ira, pero buscando plasmar estas por medio de las manos.

A lo largo de su carrera, Guayasamín desarrolló un interés especial en la representación de las manos, considerándolas una poderosa herramienta para expresar emociones, contar historias y transmitir mensajes profundos. Así, en estas obras, vemos manos en diferentes posiciones y acompañadas de gestos representativos de su obra expresionista, todo esto con alto valor simbólico y significante. 

Aquí, por medio de las manos Guayasamín logra distintas representaciones como el trabajo duro y la labor manual, reflejando la lucha diaria de los trabajadores y los campesinos; también simbolizan la fuerza y la resistencia ante la opresión y la injusticia social y en otras ocasiones son un gesto de unidad y solidaridad para mostrar la importancia de la cooperación y la fraternidad humana.

El grito o el llanto

Cabeza, rostro, boceto los condenaos, 1967

Creada entre los años 1962 y 1989, esta serie es una perfecta representación de la desesperación que experimentan las personas en situaciones de opresión y violencia.

En esta serie, Guayasamín utiliza un estilo expresionista y figurativo, caracterizado por pinceladas enérgicas y colores intensos. Las figuras humanas retratadas en «El Grito» muestran rostros y cuerpos distorsionados, con gestos angustiados y expresiones de sufrimiento. Las formas y colores dramáticos se combinan para transmitir una sensación de desesperación y desgarro emocional.

Cada pintura de la serie «El Grito» es un testimonio visual de la lucha y la resistencia de las personas que enfrentan condiciones adversas. Pareciera que escucháramos a los cuadros y a su vez pareciera que estas figuras están buscando gritar, pero el sonido de este desfallece y no sale de sus gargantas.

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