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Los robos más grandes en la historia del Arte

24 julio, 2023

1. Los dos robos de la Mona Lisa

La Mona Lisa, una de las obras maestras más icónicas y enigmáticas de la historia del arte, ha sido objeto de varios robos a lo largo de los años, lo que ha agregado un aura de misterio a su historia. El robo más famoso ocurrió en 1911, cuando Vincenzo Peruggia, un ex empleado del Louvre, la sacó del Museo. Peruggia ocultó la pintura bajo su ropa y estuvo con ella durante todo su turno en la noche. El robo dejó al mundo atónito y se desató una frenética búsqueda por todo París. Sorprendentemente, la obra maestra fue recuperada en 1914 cuando Peruggia intentó venderla a un coleccionista italiano con el pretexto de que, al ser una obra italiana, él estaba haciéndole un favor al país al querer retornarla.

 Así lucía el Museo de Louvre un día después de la extracción de la Mona Lisa

Aunque el robo de 1911 es el más conocido, la Mona Lisa ha sido objeto de otros intentos de robo a lo largo de los años. En 1956, alguien arrojó ácido sobre la pintura, pero gracias a la rápida reacción del personal del museo, se pudo evitar un daño significativo. En años más recientes, se han implementado sistemas de seguridad de vanguardia para proteger la famosa obra, incluidos sensores de movimiento, cámaras de vigilancia y paneles de cristal a prueba de balas. A pesar de los múltiples intentos de robo y ataques, la Mona Lisa sigue siendo una de las atracciones más visitadas en el Louvre.

2. El robo al Isabella Stewart Gardner Museum

Ocurrido el 18 de marzo de 1990 en Boston, Massachusetts, es el robo de arte más grande de la historia. Dos hombres disfrazados de policías ingresaron al museo con la excusa de tener que revisar por haber sido llamados en varias ocasiones por disturbios. Procedieron a saquear el museo después de someter al personal, llevándose 13 obras maestras invaluables, entre las que se encontraban pinturas de Vermeer, Rembrandt, Manet y Degas, entre otros. El valor estimado de las piezas robadas superó los 500 millones de dólares, pero su valor artístico y cultural era incalculable. A pesar de décadas de investigaciones y esfuerzos, las obras aún no han sido recuperadas, y el misterio del robo continúa sin resolver, dejando un vacío en la colección del museo y en el mundo del arte en general.

Museo Isabella Steward Gardner después del robo

3. La pintura más veces robada en el mundo

Los robos de «Jacques III de Gheyn» de Rembrandt han sido un caso intrigante y desconcertante en el mundo del arte ya que ha sido robada en 1966, 1973, 1981 y 1986 por distintos ladrones de la Dulwich Picture Gallery en Inglaterra. Esta pintura, también conocida como «Jacques de Gheyn III», es un grabado realizado por el famoso pintor holandés Rembrandt van Rijn en 1632.
El robo más famoso ocurrió en 1966 en la Universidad de Duke, donde fue robada y reemplazada por una copia. Luego, en 1981, fue robada nuevamente en la Galería Dulwich de Londres, pero la pintura fue recuperada poco tiempo después. Estos robos han creado un aura de misterio en torno a la obra, lo que ha aumentado su notoriedad y valor en el mercado del arte.

Por la cantidad de veces que ha sido robada, se le conoce popularmente a esta obra como “Rembrandt to go”

4. El robo de dos Van Goghs a una velocidad récord

Durante la madrugada del 7 de diciembre de 2002, dos ladrones entraron al museo a través del techo usando una escalera y luego se escaparon con un acto aparentemente bien planeado. Este atraco duró únicamente 3 minutos y 40 segundos y se llevaron dos valiosas pinturas de Vincent van Gogh: «Vista del mar en Scheveningen» y «Los comedores de patatas». El valor combinado de las obras superaba los 30 millones de euros. 

En 2016, la policía antimafia italiana, dio con el paradero de ambas pinturas

5. El Grito de Munch

Este, ha sido uno de los robos de arte más notorios y emblemáticos de la historia. El incidente ocurrió el 12 de febrero de 1994 en el Museo Nacional de Oslo, Noruega. En 50 segundos y con solo una escalera de madera, se logró uno de los robos más célebres en el mundo del arte. El ladrón trepó hasta la sala Munch de la Galería Nacional de Oslo, penetró por una ventana y cortó el cable que sujetaba la pintura a la pared.

Pal Enger había planeado el robo durante cuatro años, según confesó en 2008 al diario noruego VG. «No fue el dinero lo que me movió a hacerlo, sino el reto y el juego». El ladrón escondió el famoso cuadro entre los tableros de la mesa del comedor sobre la que su familia comía todos los días. Según señaló Enger en su confesión, le divertía mucho saber que su familia merendaba sobre la pintura mientras la policía buscaba el cuadro por todo el país.

La pintura se convirtió en un icono cultural y su desaparición provocó debates sobre la seguridad en los museos y la protección del patrimonio artístico. A pesar de los esfuerzos incesantes de la policía y la cooperación internacional, pasaron más de dos años antes de que se lograra un avance significativo en el caso. En mayo de 1996, la pintura fue finalmente recuperada en una operación conjunta de la policía noruega y británica. Sin embargo, el robo había dejado huellas en la obra, con daños menores en las esquinas. Tras su restauración, «El Grito» fue devuelto al Museo Nacional de Oslo, donde continúa siendo una de las piezas más preciadas y protegidas del patrimonio cultural noruego.

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