Detallando la obra del artista Ariel Cabrera Montejo, un acercamiento a sus orígenes y su historia como experiencia de inmersión.
Ariel Cabrera nació en 1982, en Camaguey, Cuba, refiriéndonos a su trabajo en cuestión y en contraste con las obras figurativas tradicionales de la pintura histórica del siglo XlX de su país de origen, muestra una renovada propuesta de representación acerca del relato histórico, mucho mas azaroso y humanista que exacto y heroico, así como también mas fantástico y onírico que ideológico, sin dejar de estar apegado a esa la realidad y a la herencia visual de la historia en cuestión.
Simultaneo a su docencia artista, considera el acercamiento a las obras de arte patrimoniales, antigüedades y documentos relacionados con el coleccionismo de la memoria histórica de la isla, documentos que funcionan como testimonio de informaciones que diferían en muchos casos del relato de la lucha por la independencia de Cuba y promovían como tal que se mantuviese vigente el
discurso oficial de una doctrina unilateral.
Así, Cabrera descubre y desarrolla lo que sería su estilo tan único que no se aleja del neohistoricismo: revisando y cuestionando la historia desde una perspectiva del arte, retomando las técnicas tradicionalistas de las escuelas europeas y americanas para enfocar el hilo narrativo en lo pictórico, que a su vez no deja de poner en evidencia lo literario, lo político y lo costumbrista.
La pintura de Ariel Cabrera es rica en detalles, densos cromatismos definidos por el protagonismo de la pincelada gestual, seducida por la acción o la movilidad, usualmente son escenas de suspensos y extrañamientos, como cortes secuenciales que narran historias simultáneas de forma no lineal, ninguna
menos importante que la otra, juegos de roles iluminados , en franca conexión con la luminosidad técnica del cine, la opera y el espectáculo. Pintando así fantasias históricas sobre la fantasia de pintar la historia.
Por eso es que al mirarla no se debe tomar a la ligera, pues se ofrece un deleite visual e imaginativo que acompañado del contexto del artista hace que no se entienda como una pintura pasiva.
Pone en diálogo momentos movidos situados en la gran lucha por la independencia de Cuba protagonizados por militares y soldados junto con escenas de supuestos en las que se muestra el lado humano de quienes no tienen un papel activo en dicha guerra y retrata la vida cotidiana, dando como resultado un plano general en el que reluce lo anecdótico, el sarcasmo, lo lúdico, la denuncia y el placer.
Deconstruye el mito y lo mítico de los “héroes de guerra” y la voluntad de poder poniéndolos en inesperadas paradojas en las que se discute la existencia de una verdad absoluta o de una simulación implantada.
Por lo que se puede decir que su obra crea un reto con el espectador donde se desafía la verdad, la mentira, el tiempo y el espacio. Este reto, con su respectivo contexto histórico, hacen que su obra sea tan anacrónica como acertada.
Por eso, antes de pasar por alto una pintura de este artista es imprescindible conocer el contexto del porqué y no cohibirse de suponer, imaginar y cuestionar la misma verdad, que es precisamente lo que Ariel Cabrera hace.