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Olga de Amaral: tejidos de un mundo interior

27 octubre, 2022

«Mis tejidos han sido mi libertad»

Vida y obra: arte y artesanía

Olga de Amaral nació en junio 10 de 1932 en una familia antioqueña con cinco hermanas y dos hermanos. Cursó estudios de diseño arquitectónico en el Colegio Mayor de Cundinamarca, lo que le permitió entrar en contacto con dos disciplinas que han sido sus puntos de referencia: el diseño y la arquitectura. En 1954, cuando en Colombia se afirmaban las nuevas corrientes artísticas, partió a estudiar textiles y diseño a la Cranbrook Academy of Art de Michigan, lo que le dio base profesional a una práctica que ya ella había apreciado en los campesinos colombianos y que después ha sido su principal medio de operación en el campo artístico internacional. Tras su regreso a Colombia, Amaral aplicó las filosofías de Strengell a sus propios tejidos, que también se nutrieron del contexto local.

Indagó en el tejido e inmediatamente se enamoró de él. Su primera obra se la vendió a su esposo, a quien conoció en Michigan. No se considera ni artista ni artesana, dice que su camino es un constante descubrimiento.

Su trabajo da vida a los materiales: inicia en fibra, pintura, yeso o metales preciosos, que ella transforma en obras con un tono escultórico que logra integrar de manera balanceada con técnicas de diseño y artesanía. Su obra es muy personal, refleja su abstractismo interior, inspiración de las texturas precolombinas y su gran admiración por lo natural. Hace un buen uso de la geometría y profundidad, creando forma, movimiento y luz, sin dejar de lado la arquitectura, las matemáticas, el paisaje y la diversidad colombiana.

Es considerada una de las grandes pioneras de la abstracción latinoamericana de la posguerra: sus obras no dejan de lado todo un hito histórico. El uso que hace del oro, es una manera de unir la cultura prehispánica, el arte colonial y su obra contemporánea; así como el uso de materiales poco convencionales, que fusionan el tejido con su urgencia de dar respuestas. Por eso, no es peligroso afirmar que sus obras son esencialmente inclasificables y auto reflexivamente auténticas.

La sensibilidad de Amaral ha sido lo que le ha permitido experimentar. Crea un lenguaje propio por medio de la implementación de nuevos materiales, nuevas fibras y nuevos conceptos, sin dejar de lado siempre lo que tanto la caracteriza: el punto medio que ella misma encontró entre el arte, la arquitectura y la artesanía.

Su arte se ha contextualizado dentro de los discursos de la vanguardia latinoamericana, el renacimiento femenino de la artesanía, fiber art, la abstracción modernista y la búsqueda de nuevos significados posmodernistas.


En 1971, obtuvo el primer premio en el XXII Salón Nacional de Artistas, lo que supuso una apertura de los eventos e instituciones del país al cruce de lenguajes y modos, el cual se empezaba a manifestar con la multiplicación de las opciones formales. En 1973, se le otorgó el Guggenheim Fellowship y en 1972 el primer premio de la Tercera Bienal de Arte de Coltejer en Medellín, lo que mostró la recepción que su trabajo había empezado a tener en circuitos diferentes a las artes decorativas o a la artesanía propiamente dicha. Olga de Amaral hizo después numerosas exposiciones en diferentes países y se ha caracterizado desde los años sesenta por tener un trabajo constante, con notable presencia en galerías y museos internacionales.

Ha realizado cerca de cien exposiciones individuales y ha participado en más de cien exposiciones colectivas, en renombradas instituciones alrededor del mundo. Su obra hace parte de 24 colecciones permanentes, incluyendo la Colección de Arte del Banco de la República, la colección del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Metropolitano de Arte, el Museo de Arte Moderno de Kyoto. En el Museo de Arte Miguel Urrutia del Banco de la República se encuentran expuestas dos de sus obras.

Amaral y la moda

Su conocimiento en tejidos la ha mantenido interesada y sumergida en la industria de la moda. 

En 2018 dio su interpretación del icónico bolso Lady Dior de la casa de moda francesa Christian Dior. 

“Utilicé un material que uso seguido para mi obra: el oro. La luz que tiene ese material me inspira mucho”, comenta Olga de Amaral. Fue la única artista latinoamericana escogida para hacer parte de esta convocatoria.

Presentó cuatro piezas exclusivas: dos bolsos medianos realizados en hojas de algodón y lino con un baño en oro de 24 quilates, y dos en una versión más pequeña (mini Lady Dior) los cuales realizó en cuero de cabra, recubierto de canutillos y elementos tubulares metalizados de joyería hecha a mano. Estos cuatro se exhibieron en Art Basel en Miami en 2018.

El chaleco que creó la marca Hermès inspirada en una de las obras de Olga de Amaral. Fotos: Diego Amaral

La diseñadora colombiana Isabel Heano, lanzó en su colección primavera-verano 2012 una serie de vestidos inspirados en su trabajo, dando como resultado una colección “cargada de una singular sensibilidad femenina en la que se abstraen las sensaciones de color, texturas y fluidez”.

La casa francesa Hermès en 2015 se inspiró en su obra y la quiso traducir en un chaleco. 

“Es impresionante cómo lograron pasar la esencia de mi obra al chaleco. El color, la textura, todo es muy parecido”, comentó la artista colombiana tras conocer la pieza.

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